Planeo la inmensidad
hasta ceñirme las tempestades cósmicas
lloviéndote la claridad, a mares,
desnudándote la boca
de ese silencio que me tiene atrapada…
Sostengo unos ojos intoxicados de ti;
tatuados, con tal fuerza
que la agudeza en la lengua
conserva el colgante placer
cerca del alma,
orillándose a la magia ensordecedora
de tu ser, en brillo…
Ese aliento colorido,
girando
sobre lo que creo partícula de aurora…
Realidad y ficción entrelazadas,
mientras resbalo un ahora,
saturado de suspiros;
el sueño de un sol niño
en la vibrante humedad de mi rosa…
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