Te mueves en las profundidades de mi silencio;
fluyes y refluyes
y me derrito en tu zona oscura;
en la húmeda avidez de la contemplación
con la que me alcanzas…
El fervor que generas flota
y brotan, de nuevo, en el infinito
todos mis pensamientos imposibles…
Lo irresistible te dibuja en mis labios
y aprietan mis dientes su profusión invasiva…
Una auténtica revolución completa mi aliento;
me atrae al instante sin retorno,
las salvajes arenas radiantes
han de verme evaporar
explosiva y fulminante,
en un circulo espectral,
donde radican los fuegos de la alquimia…
Deja que el compás sensitivo
se vuelva imán y desmelene tu pulso
y seamos pliegos de luz
que se fundan a los salmos de la noche,
hasta que la corporeidad nos toque
y nos rompa su curso…
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