En la preñez
del latido universal,
lo inasible se funde a mi lengua…
En total perplejidad,
teje el destello lúbrico en los ojos del poeta
que siembra sonrisas en mi alma…
Preterida la sombra,
se abre paso la piel cimbrada del eje
que se inclina
para marcar tu órbita,
trasladándome a su fuente..
Las níveas mareas ondean,
sedicentes,
desperdigadas,
como si el viento soltara sus palabras
sobre los paladares eclécticos…
Esta locura me hace caer
en el trasiego de tu brillo azul
que ausculta mi oscuridad
para, a toda costa, vencer la gravedad
y elevarte, conmigo,
donde se halla la infinitud…
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