Elijo el aire poblado de tu nombre;
la espléndida demostración
de lo que sientes y siento,
porque tus labios ya cruzaron el portal del éter,
junto a los míos,
arropando el reflejo deslumbrante
de la noche que conspira
para hacerme confluir contigo
en un reclinar de fluorescencias…
Habita la piel azul de mi esencia
la avidez renacida…
La daga urdida por la luz
del árbol de tu silencio,
me hace recobrar el anuncio de terciopelo;
la copa del hambre, oscurecida…
Amo desvestir la piedra y el surco
y te intuyo,
embriagándome del misterio
que me hace brotar en tu saliva…
Tiritan las cortinas de cristal
y, hasta herir el verso sincopado,
he de volcar lo que llevo dentro
y que sea tu lengua
el legado de esta claridad infinita…
martes, 9 de febrero de 2021
Portal del Éter
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