Un diáfano dulzor relumbra en tus ojos;
el pulso temprano de la luz,
atravesando la ventana
que te reúne conmigo…
Su acción magnética
convierte tu aliento en un ángel
y la tendencia de abordar el aire
con las manos rellenas de claridad
apresura mi poesía…
Es alucinante
ver crecer el silencio,
sólo por tu cercanía;
desnudar el párrafo que te aduce,
mientras apuntalo la euforia del lustre
en el giro de tu lengua…
Léeme el silencio,
untado de la piel incolora de mis suspiros;
incorpórate a la ingravidez
que proyecta este instante vaporoso
y distorsiona las horas,
encendiendo la fábula del cosmos…
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