Qué inexplicable el reflejo
de tu predominancia;
qué natural
rebatirle el teorema a la realidad
con tu amuleto conjurador…
La cosmología se descubre en tu mirar,
porque traes escrito un amor
que resalta lo hondo de tu alma;
su campo dimensional
me lleva apuntada en su fuente,
como un fuego evanescente
que me despierta las palabras…
Me diluyo entre tus dedos ultraterrestes,
persiguiendo la trama por donde te deslizas,
desentendido del tiempo;
distendido, más allá de todo;
pájaro de tinta,
cuyo vuelo magnetiza mi lengua,
semejante al tantra de una onda radiante;
bálsamo de cicatrices,
cuyas plumas de oro
me compelen a arder con determinación…
Te leo la vida en lo que creas para mí,
porque te abres de tal forma
que retumba el silencio
e inmersa en tus sonidos flotantes,
descubro el humeante y sonoro latido del sol
que sólo en tu voz hace alarde…
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