Por extraño que parezca
doy el brazo a torcer con todo empalago
que sublima lo natural,
llegando a converger con la etérea sobredosis del alma;
tomo el riesgo de toparme con tus labios
y descargar en ellos mi ración de pureza…
Mis grutas cantan senderos minerales
que atraviesan el tiempo
y el futuro se deja romper por la espuma acelerada
que me trae tu tacto;
tu capacidad de fulminarlo
te abre paso a mis relevos,
experimentándolos, de inmediato,
como una danza de desdoblamientos,
que aduce el eterno principio…
Cada letra devora renglones pretéritos,
agitador del infinito
y tú, aún sin entender,
que, bordeada por una sensación de serenidad,
pongo, en tu lengua,
mis traviesas fantasías,
mientras siento el fulgor inclinarse;
resbalar al paso de tu son acaudalado…
Me resultas tan mágico;
tan lleno de poder;
tu magisterio pendular ojea
muchas veces,
todas las veces, mis direcciones
para mover por ellas tu enfoque y canal,
deslizándote de prisa,
abarcándome como pieza fundamental…
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