Se cuela lo indefinido
en las habitaciones del alma,
cuando tus capturas recargan
la biblioteca de mis sueños;
se retarda el despiste
y, en reversa,
me accede la luz,
mientras sólo queda
rebelarse a lo imposible,
revelar el sitio donde suspenderse,
erigiendo un silo de nubes,
anzuelo del hambre que nos devora
en virtud de un parto inminente de destellos;
mordida poética que rezonga por tu boca…
Se embellece todo alrededor,
cuando te difundes en mí,
como el lisérgico canto del diamante
y me pones a girar,
feliz,
adaptándome al compás de tu respiración…
Conquistas mi percepción,
dopándome con tus coloridos afluentes,
dejándome planear los campos de tu mente,
lograda expresión de lo que vivo y siento,
empuje vital,
fuego perenne…
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