A salvo,
delante de tus ojos;
en el perímetro sagrado
que resume tu alma,
compongo tu apetecida ración de asombro,
repletándola
de rubores y escalofríos;
de lo que soy, cuando estoy contigo;
fundiéndome a tu respiración,
mientras paso por tu saliva…
El alcance de lo físico
dispara mi intención al despegue
y me mantiene
inmersa en lo irracional,
porque tuerzo la luz
para hacerte verme el corazón
al final del arcoíris,
donde se abre el sueño
en rebeldía absoluta;
revestida de la policromía del lenguaje cósmico,
la pedrería del espacio
en su cofre de oro...
No hay comentarios:
Publicar un comentario