Me doy, como el clavo o la tecla,
circundada de luz;
dejándome en las vueltas,
para ser, en todo lo que toques,
un hábil señuelo;
mágica magnitud,
cuando tus labios me invoquen…
Alquimista del alma,
en la lectura de tu voz
va mi figura impartiéndose;
presentándome en cada símbolo,
magnificada…
Elipsis mutante,
abreviación,
curvatura que se declara
nexo con tu universo rebelde…
Desesperadamente,
corro a golpe de extrañeza,
corazón del caos;
el verdadero poder desatado
se almacena en mi canal atmosférico
y te me quedas mirando,
susceptible;
repasas mis textos;
concitas la dimensión desconocida
que se abre cada vez que me sonríes…
Y te amo y te amo,
sin tiempo,
sin compostura;
me conduces, luego, veloz,
por tu viaje superior;
me traga tu cobertura integral;
la propagación de océanos fantásticos
más allá de los límites de la imaginación…
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