sábado, 22 de enero de 2022

Alegórica

Cuando tu voluntad anhelante
se descarrila,
queda, a merced de ti,
el gemido de mi luz;
mi oscuridad radiante exhorta su profecía,
mientras dados y monedas saltan;
se enroscan
en el frenesí del desconcierto
que quiebra lo inaceptable
en el juego metafórico del fin…

Me facilitas entender que enhebras toda mi piel
con los elementos que explotan
su desnudez inaudita,
impávidos,
mientras descubres mi pedernal,
impactando el flujo que agrede la negrura…

Nada el susurro entre chispas
y cintas de cristal, enredándolo todo,
insinúan,
entre gestos, tus intenciones;
el deseo colindante
grafica el pálpito del universo
entre convencidos caracteres
y, a mi alcance,
las destrezas se aúnan
con la escalofriante dulzura de los fenómenos
que abarcan la salpicadura del ensueño;
vivida ilusión,
incidencia del verbo;
percepciones despiertas por la permisión del sentido…

Sugiere lo contemplativo esta votiva introspección,
porque grabas tus motivos en mi mente,
orales y escritos;
figuras mezcladas
con una humedad, hecha de carne;
hallazgo meticuloso,
orfebre de mis temblores…

Los bordes de tu tacto alcanzan las cumbres esenciales,
tocándome con la refinación
que sólo acude a las escenas sofisticadas,
cuyo aparejo conecta con las coquetas grafías
de tu lápiz de plata,
controversial eufemismo;
alusión,
impulsando el real instante del idilio…

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