Mientras te escribo,
transito el vértigo de la noche
e identifico lo próximo,
el murmullo inquebrantable del silencio,
aprehendiéndote los labios;
sacudiéndolos
con los altos acordes
que me traen vibrando, en ausencia del tiempo…
Hechicera de tus aguas,
tiro de tus sueños,
los atraigo,
a punta de luz,
saturada;
alucinándote,
te rompo el traje brumoso,
deformando lo externo…
Con mi luna en tu boca,
reparto, por tu cuerpo, magnetismo,
como una turbulencia sagrada
que se agarra de los hilos del cosmos
y entrelaza sus movimientos constantes;
más rápido e intenso,
más lento o delicado;
todo momento se ha vuelto motor incansable
que nos maquina los escenarios…
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