Brota un claror entusiasmado,
mientras te pienso;
haces música en mi mente
y danzo con tus episodios energéticos;
vibra tu alma en la mía,
confluencia de mares ardientes,
destinados el uno al otro…
A pedir de boca, ocurre tu silencio,
omnipresencia que me confía su luz constante,
como dedos ingeniosos
hallándome;
tocándome;
pulsando lugares llenos de disfrute…
Sin vuelta atrás,
los tintes de tu imaginación
son insistencia dulce;
persistencia de lo bello…
Me arriesgo a correr el daño;
eludir la danza de las agujas,
mientras nos atrevemos a elevarnos
en sincronía de espejos…
Se disparan en mi cabeza las ideas;
me explotan debajo de la piel
y rompo las formas para hacerte ver,
de una vez,
que llevo un vendaval a cuestas,
bombeando alocados movimientos;
sedes y apetitos
que despiertan por tu lengua;
abierta y modulando
las gotas que te lluevo…
Te enlazo a mis crepúsculos;
al río de palabras que busco
y que, dentro de tus ojos, encuentro…
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