Regada de panales subacuáticos
con aires de sirena,
tarareo un reino de cristal,
relamiéndome en tu lengua
las intrusiones
con las que, cuidadosa, te hago realidad lo imposible;
me desnudo en la coreografía de tu silencio,
como un resuello relampagueante
que te conecta mi origen…
La escuela de las derrotas
esculpe excepciones
que plasmo, con pasión;
el arte de tallar un pellizco inolvidable
me hace refinación ante tu presencia…
Eres clamor indispensable;
el punto policromo
donde se abren los tejidos del mundo
para, de otro, intoxicarme
con una bohemia sin nombre…
Mezcla de vino y noche;
de sábanas y roce,
afinando un único desvelo,
interminable;
recreando la combinación de nuestros colores
en un panel de terciopelo y diamantes…
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