Me gozo en tu lengua,
sacudida pirotécnica
que viene a pinchar el naufragio;
quitarme el exceso de sombras,
rodeándome de tus labios
para que, regodeándote,
apartes la bruma
y la fuerza de tu sangre,
genere la fluctuación de polifonías entrelazadas;
energías que exuden encantos,
rugiendo atracción y guía
para los silencios perdidos…
Me dejas hundirme en tus ojos oceánicos,
embarcar tu conciencia,
tu respiro,
como nube de pájaros,
pilotando el rumor esencial…
Creo que me concentras, pacífico;
me retienes;
eres el manantial de mis sueños;
la cámara que sostiene
el goteo de sabiduría
que desata mi reacción naciente…
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