Caen tus palabras a mi boca,
soltadas al mundo
por la visión ecléctica de tu universo;
me miran,
entonan su resplandor
y se acentúa una intensión incipiente;
la sublimación del silencio
sobre la piel abierta…
Nace el vuelo más radiante
de mi lengua;
la idea que conturba mi sensibilidad…
Los cuerpos acuáticos,
seducidos por la pasión,
hecha melodía,
como garras de cristal,
pausadas en el remanso lumínico,
desentierran un beso en la vigilia del tiempo
que me avanza en sentido único;
brota de tu latir,
trastocando mi espacio furtivo,
desplazándome hasta ti,
metiéndome en tu cabeza
y yo me abandono a su fértil empeño,
como una extensión de lo puro
que sólo contigo experimento…
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