Y me acaricia tu voz,
escondida entre las capas del silencio;
pegada a la corriente de tus ojos
que pulsa un estigma luminoso
sobre la fallida connotación del asfalto;
te siento
transitarme suavemente;
transversal entre las cuerdas,
donde llevo escrito tu nombre,
como un sonido espontáneo
que me abre las persianas del tiempo…
Todo brilla y se escurre,
como suculento banquete de claridades;
melódica humedad que, gota a gota,
va acentuando la noche…
Me gusta dibujarte,
sembrando soles en mi lengua;
bañando mi boca de tu hábil perspectiva…
Es que acudes,
directo al lugar que sintetiza
la gracia de tu roce
y trazas los puntos que suspenden las palabras,
mientras se expone
el cristal absorto de mi epifanía
y me hago puente fluvial para tus sueños de agua…
No hay comentarios:
Publicar un comentario