Lees las líneas de mi silencio
y me adivinas;
rumia tu poético paladar
la crispación del deseo,
vuelto goteo de fantasías…
Me gusta que orientes tu inclinación
al eje de mi palabra
y envuelvas en tu saliva
la expresión de amor que despliego,
alborotada;
que me escribas en tu lengua,
mientras rompes el tiempo
al volverme apetecible a tu tacto;
que me tomes del alma
e inspirarte tanto
que afiances razón y muerte
entre tus dedos,
mojados de la luz
que deriva de mi mente,
como silbo virtuoso,
destilando en tu mirada…
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