Desde el soberbio discurso
que antepones a todo lo imposible,
se desencadena el éxtasis
y deliro,
como una luna burbujeante
frente a la noche que consigue,
a sorbos eléctricos,
embriagarle…
Descubro las ondulaciones de tu encanto,
vomitando circunstancias;
amparándome
entre los demenciales balbuceos
que emites,
para hacerme de este rango emocional
que desata tormentas,
abriendo el portal de los sueños…
Me tocas con el breve zigzagueo
que define la forma de tu silencio;
sueltas las notas
y ruge el vacío;
tanto amor resbalándome por dentro;
pintando las paredes olvidadas
que trepan los brillos
de mi voz, repleta de ti,
tormento de sombras
salto febril de piel y arrebato;
escalofriante mimetismo…
Puedo saborear la euforia;
el rojo, lamiendo las cenizas en danza
y el fénix, emergiendo
entre los cuerpos desatados,
en inmortal equilibrio,
sobre las cuerdas del alma…
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