Voy soterrando la luz, en sueños;
atrayéndonos
con el abrumante y enloquecedor compás
que hace de mi voz un relámpago;
las canciones van llenando las copas,
allanando un silencio cómplice
para trenzar el momento eterno
de reunirnos
en la resonancia de la caída;
en el desastre natural que nos fotografía
ardiendo,
hasta la muerte;
paladeándonos la frente al atardecer,
en la anatema del olvido…
Un dictatorial presente se ahoga,
entre las palabras que deambulan
para que tú las mires
amotinadas;
para caer, en ti, con la gracia de las sombras…
Me sirvo del aire
para ser la melosa salpicadura
y retumbarte, inmarcesible,
en la memoria…
No hay comentarios:
Publicar un comentario