Descifro el acertijo
y me suelto del mundo;
me vierto dentro del caos,
ahogándome de su verdad chorreante…
Su enorme profecía me asiste,
mientras voy por delante del tiempo,
coloreando la intensidad irremediable
que me presagia…
Es que verme un segundo
balbucearte la luz,
hace que me detenga un instante
para aflojar mis latidos;
escuchar acelerarse mi alma
y adentrar las sendas arbóreas,
descubriéndome en las grutas del infinito…
Te haces razón de mi respiro;
densidad disuelta en la agudeza del agua;
frecuencia elevada,
cuya onda interestelar
desencadena esta melodía de palabras…
Al éter que me encumbra al más allá,
debo el son inmaculado que acometo,
mientras me aguarda tu noche
en ingente desempeño;
en el doblez crepuscular que me halla
fundida al roce de tu silencio…
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