Embebida del encanto que desprendes,
percibo cómo se me cuela
tanta luz,
tanta de tu luz
dentro del pecho…
Me arde la frente de tanto pensarte
y la chispa que brota te ampara
entre brillos y estelas…
La inusitada pulsión me aprieta el aire;
sorpresa con la que me esgrimes el alma;
seducción vehemente,
cuyos detalles se enredan en mis labios…
Apuntas al sur del silencio;
a su centro indomable
y aliados con la promesa de la noche
aunamos soledades en su lágrima escondida,
nacida del noble fuego simultaneo…
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