Hay un misterio palpándome por dentro;
un cálido fulgor, aventurado,
invaluable,
categórico
que libra sus relámpagos,
como palabras que no ven mis dedos,
que se escapan y ahogan la sombra,
coloreando los tejidos exaltados del sueño…
Lo incorpóreo se estrella
con mis deseos de acariciarte…
Es el aire, tu figura inmanente;
la alocución que te despliega,
desde lo más recóndito;
la psicofonía del universo
que me dice del aleteo indómito
de tu silencio…
Te siento temblando,
precipitando,
directo al corazón de mi mente,
con el inmenso fervor
de unos ojos desvanecidos;
una luz en llanto
y el cristal empañado
de vivir aromando los suspiros…
Calcinando la parálisis del roce,
ecualizando los pliegues
para dejar conmigo
esta catarsis de sensaciones…
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