Las curvas bajan,
ardiendo,
los senderos de mi arrojo;
se clavan
en un accidente que engrana mis dedos
hasta hacer crujir lo silencioso…
Cae la luz en desvelo:
Un ángel, un pájaro nocturno,
un relámpago purpúreo
me atraviesa el alma;
una lágrima,
una herida,
sangrando sobre mi pecho,
cuando te llama…
¿Me resistes?
Toda yo me he vuelto un crimen
y tiemblan los huesos de la noche;
emerge de su centro
un acorde,
apresándome,
mientras la ilusión abarca tu puerto oscuro,
veredicto de un naufragio
que nos tienta la carne…
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