Vociferar el riego carismático de mi alma,
a silencio abierto,
te conserva en suspensión,
alado corazón
y, ante el constante anuncio de desaparecer,
el tañido de las tierras lejanas,
toca tu rastro en despegue…
Viajo en la premisa del arrebol,
ese mudo sendero que descubre la libertad
en el batir del origen;
en el brote de la flor de otra realidad…
Inolvidable se vuelve la noche,
cuya intensidad me domina;
la belleza de alcanzar tu brillo…
Lo desastroso de mi lengua,
impregnada de tanta deseable emoción,
se desvanece…
Bebe cuanto quieras
de su máxima expresión;
de su celeste profecía,
amante de mi universo;
de sus robustecidos campos de lotos,
cuyos pétalos desprenden
la eternidad que se perfila
a la altura de tu deseo…
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