Hablan de ti mis dedos;
en ellos se enciende tu luz
y se sublevan ante el empuje
que te revela,
montándome los indicios
de tus fuegos fantásticos…
Y es que a través de la distancia,
la mariposa del caleidoscopio
se manifiesta,
como diamante energético,
girando con la noche…
Qué afiladas las intenciones
que surgen de mi mente;
mis silencios reverberan,
mientras me siembro en tus ojos,
como una galaxia sin nombre
y soy ese siempre
que optimiza las palabras,
creando una danza invisible
que, invencible, se mantiene
sobre las líneas del espacio que te recorre…
Aquí me tienes,
inclaudicable,
en el desafío de cristalizar lo que siento;
muriendo de suspiros rítmicos
bajo de la piel…
Entre contorsiones plásticas,
me zambullo
para ajustar la magia
de los tintes cósmicos;
metamorfosis del ser,
recobrándome el sentido
para hacerme tu propósito...
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