Qué incomprensible resulta
no poder tocar,
degustar,
de principio a fin,
lo que me rodea en abundancia…
Qué inconmensurable tu silencio;
qué demencial
dejarme embeber por sus ríos elementales;
su calma sintoniza las conexiones
que viajan con la música de mis instintos…
Te desplazas por mis veredas transitorias
y lo místico va fraguando entre mis dedos
su destilado límpido;
la maduración del latido,
cuya ronda de sombras se disipa
a la espera de tu tacto;
brillante exhalación del infinito…
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