miércoles, 25 de agosto de 2021

Ópalo Germinado

Me planto en ti,
semilla de estrella;
y reverbera el espíritu de la noche;
reconoce la conspiración del universo
entre los dos;
concierta la divina conexión;
fracción del porvenir
que magnifica las dimensiones ante la convergencia…

Late el bombo
y la resonancia te toca la lengua;
su percusión estira el ingenuo pergamino
al que se le caen los ojos,
colmados de luz…

Ciego el impulso,
en fuga cristalina, rompe la carne
y crece el gesto,
en virtud, de su resplandor…

Te leo los labios, empapados de arrobo
y el roce testifica la eclosión,
dejándose mecer por la melodía del aire alocado
que nos indica qué tan eternos somos;
cuánto mimo desbocado
entre las sábanas del cosmos,
adscribimos…

No desisto de arder entre tus dientes;
entre tus dedos
entre tus planos;
en cada palmo de tu saliva;
ser mezquina con el éxtasis,
ámbito ambulante que te recorre entero
conmigo dentro;
verbo volcánico de tus efluvios
compartidos;
silenciar los escapismos
y, demente,
soltar, de un soplo, las letras de un diente de león
sobre un fondo interminable
para que una turba de mensajes,
tejida por la seda iridiscente,
te incorpore a mi suspiro
y que me tengas por todos lados,
como ese jardín de pieles humedecido
que comulga el rocío de la entrega
y su nutriente sagrado…

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