Es la luz que me atraviesa
y cuento los vacíos que me dejan
sus disparos al aire;
estoy flotando
y puedo distinguir sus rayos focales;
su furia, tan pronto emano de ti…
Y me ignora el sistema;
tengo el sol,
musicalizando la escalera de mi nombre;
mis labios rebotando en blanco y negro
dentro del bucle de tu voz…
La cuidadosa estructura del sonido,
coleccionando las variaciones
de este delgado clima sin filtro
que sostiene mis colores,
hiperactivos
y el vernáculo parpadeo de la noche,
cogiendo el impulso que me arrima a tus labios,
suavizándolo;
rimando con tu cuerpo estelar
arropándome,
envenenándome de tu silencio,
tatuándonos las letras postreras
que nos llaman eternidad…
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