Rezumas tanta magia
que su coloración se te escapa por la lengua;
me llenas la boca;
me interpelas
y enfervoreces mi silente palabra;
me perturbas con el rito,
amparado en la luz que despeina
los ángulos del laberinto
con sus esquelas de agua…
Pareciera que crujen las estrellas naufragadas,
cuando me muevo sobre tu noche,
en la eclosión de las sombras
que saben de ti y de mí,
explorando lo insalvable de esta colisión;
la salvaje expropiación del universo,
mientras nos evapora en gracia
y somos éter;
fugitivos del tiempo,
alcanzando un suelo mayor…
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