El rumor de la lluvia
con su ritual solemne,
acostumbra a escribir en mis ojos
sus extractos sensitivos;
cantan mis flores sus heridos matices
sobre la alambrada del cosmos
y no encuentran,
sino el daño ya hecho
de una forma desconocida;
no sé describirlo,
me ahoga la fatiga
y tengo al cuello la analogía de tu sombra,
habituada a perforarme el aliento;
a empapelar mi desván con su línea divisoria…
Hallo el puñal solariego
del trópico de luz,
atravesando al sonido que te nombra;
regodeándose del otro lado del hemisferio;
hurgando el cajón de mis cicatrices,
mostrándome cómo dirige
la brújula rota
las líneas del tiempo...
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