Crepitan las sombras sobre la superficie,
desahogándose
y más arriba
las hojas inquietas,
penden del arranque inminente,
cuya conmoción reseña
el camino del corazón;
morir al amparo de un suspiro…
No retiene consonancias su invocación,
al dejar la piel del cuerpo
rendido,
caminar lo informe
en su desempeño demoledor;
caer sobre el labio bruñido del silencio…
La ruta de soledades resiste el paso del sueño,
enfocándose en la claridad,
yendo directo al interior…
Y te me vas quedando en el aire;
en la respiración,
como el flujo insólito
que desbarata el mundo que conozco;
que fosforesce en el laberinto de agua pura,
como un carnaval de luz en los ojos…
Tu voz sobre mi figura
es un pecado que se deja ver;
la palabra sanguínea moviéndose,
marcando el paso de mi próximo renacer…
No hay comentarios:
Publicar un comentario