Detrás de tus ojos
hay eones, cuajando estrellas;
un arraigo incomprensible
que me toma del silencio,
me prefiere;
una aventura del espacio
que me acomoda en su torbellino de fulgores,
fortaleciéndose en mi lengua…
Tan resuelta,
embebida en la fascinación latente,
sólo puedo sentir
cómo se derrite mi universo;
ascender a las dimensiones
donde los cuerpos cinéticos siguen naciendo,
envolviéndome en sus redes,
como radiales equinoccios
en todas las sesiones de mi mente…
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