Tus dedos elásticos me aproximan,
hasta el día de los sueños;
tus palabras apuntalan el desvío,
y trepido…
Das en el clavo
para que la marcha espontánea de mis hojas
te indique en el azul que beso,
cuando me doy al caos;
cuando pruebo el sabor de tu silencio;
las formas de tu aroma en mi lengua,
empapada de brillos…
Sentirte fluir esta noche,
alargando esta sensación;
aligerando el tacto que me estremece,
despertando hasta el más minúsculo rincón,
descubriéndome…
Eres oxígeno circulándome;
resplandeciendo a través de mi carne,
tan austral, como tu norte
y vuelvo a ser aire entre tus brazos,
libélula de plata,
estrella alcanzada por el hálito del astrolabio
con el que das nombre
a todo lo que te arrebata…
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