A través de los campos urbanos
imperas,
el blues regocijándose
en el sedado rincón de tus aguas
y mi silencio aromando el café,
embelesado
de cómo orquestas la luz y su coreografía,
desde el albo lecho que determina tu noche…
Perseveras en irradiarme todo lo que te sueña;
los intervalos que recogen tu energía,
preservan para mí,
las incontrolables ganas de vibrarte,
haciéndome presa y vigía
de este instante en que tu piel
sólo insinúa su gesto…
Qué impresionante misterio
recorrerte la voz aún sin escucharte;
entremezclarme con su ternura
y, entre retumbos, ser pionera
en su invasión,
blandir el color que le apresura;
la simétrica extensión
que me concedes…
Me abres la mente
y un elíptico arrebato cristaliza,
como un incipiente reflejo de lluvia
que ha de bañarte la vista
cuando despiertes…
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