La pulsación me abunda
cuando me ocurre tu cercanía;
se esfuma la sombra,
lo sensorial se eriza,
mientras te beso la boca,
verbalizando el suspiro
y tu silencio me muerde el alma…
La magia nos combina
y la mística de su argot esencial,
en un alucinante bombardeo de relámpagos,
nos tiembla en los ojos…
A manos del alboroto,
sucumbes,
sucumbo;
me presumes
y la ciudad entera nos cobija;
nos sigue ocurriendo la noche,
como un lazo ardiente que se agita,
incitando la palabra;
haciendo latir la poesía
en todos los rincones del mundo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario