Qué irresistible convertirme a tu silencio,
ser devota de tus ojos,
si me llueven las señales;
si, todo de mí, te encuentra;
si tu guía luminosa
me deslumbra
con su mapa de estrellas…
Tu nocturna melodía se estremece,
bailando al compás de mis sueños
y nado en tu boca,
mientras me lees la piel disuelta,
aislada en la palabra,
arañada por tu azul, desde siempre;
la siento resbalar
ansiosa por morderte el cuello,
dejarte una marca infinita
y anudarme con ella a tu mente
para que vuelvas a detonarla…
Y se agiten en tu carne mis alas
y emerjan las mariposas de tinta,
escribiéndote a ras del aire
todas mis fantasías…
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