Tu esencia se escurre por el aire,
evanescente,
aterciopelada,
hasta alcanzar mi oído;
me susurra su melodía hipnótica
y sonríe mi espíritu
con el vuelo grácil de sus destellos
que se baten al compás de todo,
agitando el silencio
que desborda su cóctel luminoso…
Mi piel pierde sentido,
nace en un nuevo dialecto
y se beben el horizonte
mis territorios volátiles…
Llevo tu página enroscada al trance,
entre la miel del deseo y tu desfalco pirata;
el vaho que rompe
el panorama en penumbras
con su fuego libertario…
Un juego de sombras desnudas,
irradiando la música del alma
y la urdimbre de la luna,
como banda sonora,
reflejándonos
en las formas del agua…
Es un tipo de sensualidad espléndida que sabe vestirse de misterio.
ResponderEliminarBesos, Lunamar.