Me pondera
el análisis de tu hermetismo;
el desplome del quicio
ante la exploración con la que pactas
la consecución del reto de formarme,
de nuevo,
en tus aguas
y desembocar en lo que te apetece…
Dotador del mapa de la imaginación,
adormeces la duda,
dándole alas a mi atrevimiento…
Ácrata de lo prohibido,
tu arista revolucionaria
tiene asidero
en todo lo que me gusta…
Y me insulta
sacarte de mí piel,
sabiendo que no sales;
sentir trepidar mi lengua
y que reculen las palabras,
cuando me inflama el pecho
tu cercanía…
En resumen,
reconocer
que le brindas libertad a mis ojos
con los silencios abiertos;
que soy,
sin retractarme,
pergamino fantasma que destruyes
para entrever cómo terminas
tatuándome por dentro…
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