Te hace la ocasión
mi aguacero de colores,
ladrón de cada atisbo de luz
que propago…
Tu cántaro misterioso
recoge la efusión
que disuelve
la resistencia de mi alma
y me topo con tu signo de agua,
mientras resplandecen
los cauces neuronales,
dejándolos correr,
como un alud,
rasgando la tragedia
que estremece el ímpetu de avance…
Tras despertar el sueño,
salta, de mi carne, su horizonte,
copando los espacios
para que, el níveo espíritu, responda,
despejándolos…
Quieres y puedes
sustentar el marco sanador;
columpiar en tus dedos
la fuente
que renueva el cariz poemático
de mi mente,
como caucionar un relámpago
en un día de sol…
No hay comentarios:
Publicar un comentario