Mi voz sin pulir
es una bomba de tiempo…
Me ves,
pulsando el ritmo de lo inevitable;
la canción del impulso supremo...
Cuando me dejo llevar,
efusiva,
sobreexcito tus bombeos
y empiezas a darte cuenta
de que me tienes
mía;
feliz,
renaciendo,
cada noche en tu lengua…
E, inolvidable,
reluciendo,
con la electricidad
que ratifica que inquirir
todos tus movimientos
significa retenerla...
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