La atmósfera trepida
cuando respira el encuentro
en el que tomas lo que deseas
y queda expuesta
la violencia divina de tu afán…
Como seda o terciopelo,
alojando una alhaja,
tu avidez me explota,
sin piedad
y sus variaciones
deslumbran a mi universo…
Tu capacidad de sostener
las pulsaciones de la noche,
la novedad frondosa,
me va diciendo
lo que quiero escuchar…
La elipse elástica y paracurva
cristaliza tu habilidad
de dar marcha al dínamo del cosmos,
de mostrar
cómo se alborotan los silencios,
cayendo en la etérea espiral…
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