Puedes invitarme
a entrar en tu mundo
por tu sangre,
desde la aurora…
No obstante,
seguro,
ya manejo la combinación
para asaltar tu guarida celestial
cuando quieras ver
dos cuerpos flotar
en los vapores de la tierra,
atadas sus sombras;
reverberar emociones
al intervenir las conexiones
para dejar exhaustos los magnetismos…
Puedes, si te apetece,
reordenar mis palabras
para soltar un poema excepcional,
como estampas heridas
de una historia que promete
brillar,
cuando no sé qué decir
ante el motivo de amarte…
La riquísima presión de tu lengua
ata el instante, a orillas del lago,
donde la acción espontánea se refleja,
y, a pesar de las contiendas,
nos sorprende besándonos…
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