Más allá
de la simple e inmortal labor
de sostener los átomos
de todo el universo,
me tienes
aproximándome a tus jaulas ocultas;
respondiendo a tu atmósfera,
donde todo se ajusta,
perfecto,
a mis aves de paso…
La química,
como incidente aliado,
purifica el rayo
y la inyección de luz
que nada tu naturaleza
y desliza mi sangre…
Me falta el instante,
cuando cruzo el horizonte
y me pierdo de mí,
porque no hay forma
de definir el sustento
sin la escasez…
Se rompe la rigidez
y nos mira,
convertidos en aspas sutiles,
todo por surtir
un remolino de aristas,
revolviendo el silencio,
impulsando al corazón del otro
a sujetarse…
Los arpegios en tornasol;
la gama interpuesta entre nosotros,
otorga amnistía a las sombras
para dejarlas mirarnos desaparecer
y, suplicantes,
aún con la aversión al fin,
nos encuentren,
empalmando los idiomas
antes de llegarlo a entender…
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