Desciendo por las calles de la noche,
desgranando sueños;
yendo y viniendo, a través de portales,
de tu mano;
del roce entrecruzado,
esquivando el espacio tiempo…
Mueves tan bien el eco de tus páginas
que me haces brillar la lengua,
mientras te leo cómo bombeas tanta luz;
y tanto
que me estás empapando el silencio,
sin querer quitarme de encima tu mirada…
Si tu rayo me intimida,
reluzco con tal poder que me aquietas el alma;
soy una flor azul en medio de tu planeta,
la feroz tonalidad de sus pétalos;
sustancia, cristal y piedra,
bañada de tu ser poético…
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