La luz me depara contigo
en cascadas de humo,
como un placer dormido
que besa mis ojos
y en donde me descubro,
nadando entre rubores sangrantes…
Percibo que me despiertas
en escenarios medievales,
acercándome a tu interés más puro;
al castillo de la noche
con sus crónicas de fuego…
Me acomodo bajo tu cálida sonrisa;
tu tono de artista y caballero,
sublimando mi lengua…
Tu océano esparcido sobre cristales violeta,
me declara mascaron de proa
en su viaje de conquista
y los cordeles del silencio nos amarran
a una telepatía misteriosa
que nos alza las velas…
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