Flotan todas palabras,
indecisas,
mientras la noche me baña de luz, el alma
y el silencio palpita,
desnudo,
ante el roce insoportable del deseo…
Hay agonía,
deslumbrando este instante;
la tentación ardiendo,
¿te quedarás conmigo?
La melodía sangrante
me crece en los dedos
e inclino el eje de mi lengua
para donarte perspectiva
y dejar que fluyas a través de ella;
por los espacios que me brillan;
que te saben dentro…
Tan inmersa en ti,
perdida
en la humedad con la que me rodeas,
borboteo nebulosas de espejos y diamantes
y, este delirio que me bebe de golpe,
emborrachándome,
me reconoce adicta a tu voz,
al giro fascinante de su vibración…
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