De vez en cuando la razón no importa,
sólo el fervor,
evaporando la penumbra,
eclipsando los senderos extraviados;
el feroz alboroto del alma,
detonando el estallido;
la luz, ahogando los sonidos,
embriagándome los labios…
La atracción vestida de llanto felino
y la rima encaramada en el tejado,
guiando mi lengua a tu noche,
como flecha en celo
que quiebra los bordes,
hallando el blanco de los deseos…
Todo lo que creas me sabe a cielo
y tan cerca del silencio
colocas mi atención
que te veo,
hilando el tejido transparente
que mima la emoción…
Salpicada hasta la médula,
llevo encima esta fiebre que me hace temblar
en la pausa oportuna;
habitar el esplendor de tus suelos errantes;
legitimar la locura…
No hay comentarios:
Publicar un comentario