La extracción
que saborea los paladares mojados,
hace de tu lengua un prodigio;
la pulpa del viento te alimenta
y se vuelve salto providencial
que me acerca tu carne de luz
y su fuego idílico…
Su aliciente
prueba mi voz extasiada,
a la vez que coincide
con el giro veloz de mi palpitar,
en necesidad de tu contacto…
¡No hay límite si voy atada a tus labios!
Percibo los jardines
de las altas cofradías del silencio
y soy simetría de tu vibración;
frecuencia que se exhibe, sin miramiento,
en idéntica contemplación…
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