Entre líquidos aleteos
se sumerge el vértigo que nos desliza,
dejando al aire su fondo ciego…
La simultaneidad del alma
y sus celestes geometrías
van formando los grafos que conectan
las dimensiones de lo nuestro;
sensores que nos perciben infinitos…
Es tan brillante la sincronía
que en la lengua se combinan
cenit y nadir;
se hacen eclipse cristalino,
contando la luz que nos atraviesa…
Ese fluir
que prescinde de aguja y calendario,
ofrece el exótico paso a una existencia
amarrada a lo imposible;
lo que prohíbe el paramétrico estado
que nos retiene cautivos de la sombra,
dejándonos libres y sabios
para pronunciar la visión reveladora…
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